miércoles, 29 de diciembre de 2010

Etapa 4: Ribadiso de Abajo - Amenal: otra paliza pero sin dolor

En Casa Vaamonde descansamos de lo lindo. La hospitalidad de Ramón y María cubren de larguísimo las pequeñas deficiencias de la Pensión (apenas hay cobertura de Movistar, la decoración es bastante hortera...). Tras la ducha y el descanso, lectura, deberes y partidas de oca y parchís en el salón. Temprano subimos al comedor para disfrutar de una deliciosa e interminable cena: para abrir boca, en el centro de la mesa un plato de embutidos (mención aparte merece el chorizo casero) y una docena de croquetas de pollo caseras; un plato de sopa, una tortilla de patata, lomo a la plancha y una enorme ensalada de lechuga y tomate. De postre un plato de queso fresco casero con membrillo y un flan también casero. Casi rodando por las escaleras bajamos al dormitorio donde a las 21.30 ya dormíamos.

A las 7 de la mañana, con noche cerrada, pero sin lluvia desayunábamos café, colacao, galletas y una fuente de tostadas con mantequilla y mermelada. Antes de las 7.30 y con las primeras luces de la mañana María nos dejaba de nuevo junto al albergue de Ribadiso, donde arrancamos nuestra penúltima etapa. La larguísima rampa hasta Arzúa sin duda se hace mejor con el estómago llego y cargados de energía. Atravesando la ciudad nos encontramos con una madre y un hijo canarios que quieren llegar hoy hasta Santiago. Tienen por delante 37kms, pero tienen que tomar un avión el 30 por la mañana, por lo que no tienen muchas alternativas. Sellamos en la Parroquia de Santiago y poco a poco vamos dejando la ciudad cuando ya empieza a amanecer con fuerza y la luz nos muestra negras nubes que cubren el cielo por completo.

El Camino se introduce en un bello bosque y se alarga muchísimo hasta llegar a mostrarnos una interminable hilera de peregrinos, que se detiene bruscamente cuando comienzan a caer con fuerza las primeras gotas de lluvia. Nosotros decidimos esperar y adelantamos a la pareja de Toledo que está poniéndose las capas con cinta adhesiva y todo. Están bastante mejor y quieren hacer noche en Arca para llegar a Santiago el 30 a comer. Bosque y más bosque con suelo algo embarrado es lo único que vemos hasta Calzada, donde al final del pueblo paramos a tomar un café. Allí nos encontramos con tres peregrinas jóvenes que quieren llegar hasta el Monte del Gozo y con un peculiar peregrino, con un bordón en forma de cruz con una enorme calabaza que vimos bajar del tren en Sarria.

Los breves aguaceros, bastante soportables se combinan con el fuerte viento que a veces llega a molestar bastante. La cercanía de la carretera Nacional llena el camino de ruidos de coches y camiones, que resultan más suaves, pero más molestos que los ruidos de los aviones, porque estos nos hablan de la cercanía de Compostela.

Cruzamos varias veces y de forma arriesgada la Nacional y nos encontramos con la pareja que ayer dejamos en el albergue de Ribadiso, y con una peregrina que vimos en Eirexe y que apenas puede caminar. Reponemos fuerzas con chocolate y agua junto al monumento a Guillermo Watt (peregrino fallecido en 1993 a una etapa de llegar a Santiago) y a buen ritmo llegamos hasta Empalme. Allí comemos el "plato del peregrino" (lentejas y filete con patatas) y volvemos a encontrarnos con el peregrino de la Cruz y la calabaza. Entra en el bar, pide una cerveza, pregunta si la dueña está todavía viva y antes de que le respondan sale del bar dejando allí la cerveza.

Una vez comidos volvemos al sendero que cruza un bosque de altísimos eucaliptos pegado a la carretera. Recuerdo que en mi último Camino en es bosque uno de mis compañeros de peregrinaje tuvo una reacción alérgica y tuve que correr hasta el Centro de Salud de Arca para avisar al médico (aunque suene raro, en el año 99 los móviles no eran tan comunes). Lluvia suave pero incesante nos acompaña por Rua y Pedrouzo. No nos detenemos en el pueblo sino que seguimos el Camino por fuera atravesando otro bosque de eucaliptos y finalmente unas huertas cuando Amenal ya aparece ahí abajo, y las pistas de aterrizaje de Lavacolla ahí arriba.

En el Hostal Amenal, recién inaugurado nos quedamos a dormir. En el comedor otra pareja de peregrinos duda si seguir hasta Lavacolla o quedarse también en el hotel.

Ducha, descanso y cena temprana, que mañana toca madrugar demasiado para poder llegar a abrazar al Apóstol antes de la Misa del Peregrino.

3 comentarios:

  1. Ánimo a los dos, desde Alcalá del Río. ¡Ya tenéis ganado el Cielo!, es increíble lo que hacéis. Admiro vuestro valor y cómo vivís con intensidad un día tras otro.
    Si hacéis noche en Santiago, no dudéis en quedaros en el hotel San Francisco. http://www.sanfranciscohm.com/localizacion.php?id=esp&a=

    Un abrazo, a dos peregrinos que harán Historia.

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  2. "Entra en el bar, pide una cerveza, pregunta si la dueña está todavía viva y antes de que le respondan sale del bar dejando allí la cerveza."

    Lo hará cada año y todo :)

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  3. Totalmente de acuerdo: dos peregrinos que harán Historia. Ya he visto en Facebook que ya habéis llegado: Felicidades!!!!!

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