domingo, 26 de diciembre de 2010

Etapa 1: Sarria - Portomarín: Hielo, hielo y más hielo

El Tren Hotel Barcelona - La Coruña nos dejaba puntualmente a las 8.45 en la estación de Sarria. La verdad es que la cena y el desayuno a bordo fueron más que aceptables pero el descanso en un sitio que no deja de moverse resulta francamente complicado.

Cuando bajamos del tren Sarria nos recibe con una fenomenal helada. Los termómetros marcan -4 grados. Del tren bajan también una decena de peregrinos, que se pierden por las calles solitarias de la ciudad. Como ya tenemos nuestra Credencial, nos lanzamos directamente hacia la derecha hasta encontrar las primeras flechas amarillas al otro lado del río.

El frío es intenso y los campos se ocultan bajo una fortísima capa de hielo que lo congela todo. En medio de ese silencio unas fuertes señales acústicas y visuales detienen nuestro caminar ante el ruidoso paso de un tren. Cruzado el paso a nivel el Camino asciende y desciende continuamente, lo que acaba pasando factura a las piernas. En Vilei, una villa ayer abandonada y hoy restaurada, sellamos por primera vez, en una increíble "Area de descanso" (en mitad de la nada, en una cochera abierta han instalado una decena de máquinas de vending que ofrecen casi cualquier cosa a los peregrinos. En Mercado da Serra llamamos a la puerta de una tienda/bar en el mismo momento en que llega la dueña. Reponemos fuerzas y calor con unos chocolates y un ColaCao. Y con buen ritmo seguimos rumbo a Ferreiro.

Repetidas veces el hielo ocupa todo lo ancho del Camino, y otras veces este se ve ocupado por unas potentes torrenteras que debemos salvar caminando sobre las piedras. Allí nos cruzamos con los primeros peregrinos de la jornada. Tres hombres acompañados por un perro abandonado, al que han llamado "Peregrino", caminan a ritmo fuerte. Apenas llegan a decirnos que vienen andando desde Villafranca del Bierzo donde empezaron hace una semana. Pero Manolo se descuelga de ellos, y le acompañamos durante un trecho. Ayer hizo la burrada de meterse 40 kms entre pecho y espalda. Y ahora lo está pagando. En Barbadelo ha llamado a un Taxi para que le lleve la mochila a Portomarín. Su intención es acabar allí la etapa, pero no lo tiene claro. Poco a poco se va quedando atrás.

Trago de agua en Morgade, buscando los ténues rayos de sol que no consiguen hacer que la temperatura suba por encima de 0. En Ferreiros celebramos el paso por el mojón del km 100 y entramos en Casa Cruceiros donde damos buena cuenta de una excelente y generosa porción de empanada sentados al lado de una estufa mientras la televisión nos ofrece las imágenes de la ola de frío polar que atraviesa medio mundo. Cuando estamos terminando, llega Manolo, que ha decidido comer algo allí y pedir un taxi que le lleve a Portomarín. Sus piernas ya no le siguen y además anda muy congestionado de nariz y garganta. Antes de seguir ruta cambiamos el bordón de Alvaro por uno más nuevo y adecuado a su altura.

El sol empieza a calentar tibiamente y eso provoca que las placas de hielo empiecen a derretirse convirtiendo algunos tramos del Camino en una terrible mezcla de hojas, barro y hielo. Dos paradas, una junto a una cruz para tomar un poco de chocolate y algo de Aquarius y otra en un peculiar lugar llamado "Artesanía Peter Punk", que vende extraños y "alternativos" souvenirs a los peregrinos mientras Joaquín Sabina suena por la radio a todo volumen. Las fuerzas ya van muy justas cuando nos encontramos con una pareja de Toledo. Han empezado en Sarria esta mañana y juntos descendemos la brutal bajada que nos conduce al puente sobre el Miño que hace de puerta a Portomarín. Las rodillas empiezan a quejarse, y más cuando tenemos que ascender las casi cincuenta escaleras que dan acceso definitivo a la ciudad.

Cerca de la Iglesia Fortaleza nos cruzamos con una comitiva fúnebre que sale camino del cementerio. Sellamos nuestra credencial en el Albergue Municipal y continuamos apenas 50 metros más hasta llegar a nuestro alojamiento de hoy: la Pousada de Portomarín, un antiguo Parador Nacional bien conservado que nos ofrece una cordial y cálida acogida. Una ducha reparadora nos devuelve la vida. Cambio de ropa y lectura de descanso mientras esperamos la hora de la cena.

Hoy a las 20 horas estaremos cenando, y a las 21, durmiendo. Mañana nos esperan 25kms hasta Palas de Rey, y las gentes del lugar nos han avisado que es probable que por la tarde llueva.

4 comentarios:

  1. Muchas fuerzas para el camino.

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  2. Ciertamente admirable y heroico lo que estáis haciendo. A ver si Álvaro publica también sus impresiones, para él tiene que estar siendo una experiencia totalmente inolvidable. Ánimo con el frío y... hasta Santiago!

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  3. Esta iba a ser mi primera etapa también, pero al final se me fue la olla y me hice veintitantos kilómetros más. Anda que no me arrepentí luego...

    ¡¡Buen Camino!!

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