lunes, 27 de diciembre de 2010

Etapa 2: Portomarín - Palas de Rey: Soledad y lluvia

Tras una poco afortunada cena en el gélido comedor de la Pousada de Portomarín (os prometo que no funcionaba la calefacción en las zonas comunes, con la que estaba cayendo fuera) nos retiramos a descansar. A las 21.30 ya roncábamos. Y descansamos bastante bien rodeados de silencio. No en vano éramos los únicos huéspedes del hotel esa noche. Por la mañana un desayuno para cargar fuerzas a base de embutidos, tostadas, zumo de naranja y café. Y vaya si había que cargar fuerzas!!

En la puerta del albergue nos encontramos con la pareja de Toledo y salimos juntos del pueblo. Volvemos a cruzar el Miño por un estrecho puente metálico y comenzamos una interminable subida primero entre gigantescos árboles y luego paralelos a la carretera Nacional. Es absolutamente deplorable la cantidad de suciedad que hay a cada lado del Camino. Si yo fuera director de Marketing de Aquarius o de Cabreiroá me cuidaría muy mucho de vender mis productos en el Camino. No hay peor imagen que los cientos de botellas de ambas marcas que se pudren en las cunetas de la ruta. Es imposible dar tres pasos sin ver una lata o una botella tirada, o unos kleenex o el envoltorio de una barrita energética o incluso unas zapatillas, unas botas o una compresa. Lamentable. Si los peregrinos no somos capaces de cuidar el Camino, cómo vamos a pedir a políticos e instituciones que lo hagan?.

En Toxibo ocupamos pacíficamente la mesa de un jardín para tomar algo de chocolate y agua. El Camino sigue ascendiendo hasta Gonzar y Castromaior, donde esperábamos encontrar algunos bares abiertos donde tomar algo caliente. Pero todo está cerrado. Algunos paisanos nos comentan que esto del Xacobeo es bueno en verano y en Santiago, pero que de esos pequeños pueblos no se acuerda nadie, y menos en invierno. El sol que ha estado intentando salir desde el mismo momento que hemos empezado a andar se da por vencido y se esconde detrás de gruesas nubes negras que amenazan lluvia. No hace el frío de ayer pero todavía encontramos bastantes charcos helados y el viento comienza a molestar.

Casi desfallecidos encontramos a la pareja de Toledo en el Bar Labrador de Ventas de Narón. Salieron de Portomarín sin provisiones ni agua y no han encontrado nada abierto hasta allí. Sellamos nuestra credencial y sólo pedimos un poco de agua dado el trato distante y frío que nos dispensan.

Seguimos ascendiendo la sierra de Ligonde. Los últimos metros son francamente duros y el viento aprieta más fuerte, pero no llueve de momento. En la ermita de San Marcos que hay en la cumbre hacemos sonar la campana de su espadaña. Vacas, hórreos y algunos perros son nuestros únicos compañeros mientras seguimos atravesando pequeños pueblos, algunos tan cargados de historia como Ligonde donde varios carteles avisan del paso por algunas de sus casas de Carlos V o del mismísimo Felipe II en su viaje a Coruña para contraer matrimonio con María Tudor. En un último esfuerzo ascendente llegamos a Eirexe. Sellamos en el Albergue de Peregrinos donde nos atiende una entrañable y simpática hospitalera. Justo enfrente y cuando empieza a llover entramos a comer en el Bar Conde de Waldemar. Allí encontramos a dos peregrinas bastante perjudicadas que no teníamos situadas y a cuatro jóvenes peregrinos que hablan de caminar hoy hasta Melide, lo que sería hacer 22Kms más.

Unos huevos fritos con jamón y patatas espectaculares, unas tortitas con sirope de chocolate y un café nos llenan de energía como para atrevernos a seguir adelante. El primer chaparrón ha cesado pero continúa cayendo una fina lluvia que apenas incomoda salvo cuando las rachas de viento acechan con fuerza. Nos ponemos los pantalones de agua y las fundas para la mochila y cuando reemprendemos la marcha llegan a comer la pareja de Toledo. Están bastante tocados y cojean visiblemente pero quieren llegar a Palas de Rey. Los siete kilómetros que nos quedan los hacemos a buen ritmo aprovechando un aburridísimo tramo de Camino adherido a una carretera local sin apenas tráfico. La lluvia empieza a arreciar cuando bajamos del Alto del Rosario, desde el que los peregrinos medievales divisaban el Pico Sacro y rezaban el Santo Rosario. Pero ya estamos en Palas de Rey. Sellamos en el Albergue de la Xunta, donde también llegan los cuatro jóvenes madrileños que conocimos en Eirexe y a continuación entramos en La Cabaña, el complejo hotelero en el que tenemos reserva. Ducha, descanso y colada.

Mañana nos espera otro tanto hasta Ribadixo, pero el mero pensamiento del pulpo que comeremos en Casa Ezequiel en Melide nos llena de ganas y energía.

4 comentarios:

  1. Cuidado con el pulpo, no sea el pulpo-Paul!
    Bueno, estáis a dos días -a estas horas, seguramente a día y medio- de llegar a Santiago, menuda experiencia.
    Todo nuestro apoyo desde la gélida Zaragoza (aunque no vamos a hablar de frío que el vuestro es, seguramente, mayor y más sufrido).
    Abrazos

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  2. Mucho ánimo a los dos, disfrutar ahora de todo cuanto podáis porque lo mejor es el camino, no la meta.
    Un abrazo fuerte desde Valencia.
    Agustín

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  3. Carlos,

    Espero que tengáis un buen camino, amigo.

    Que vaya todo muy bien y que difrutéis el uno del otro...bueno, también del pulpo.

    Un abrazo,

    Kiko del Valle

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  4. Gracias Kiko, Javier y Agustín. Os llevamos presentes en nuestra peregrinación!

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