martes, 28 de diciembre de 2010

Etapa 3: Palas de Rey - Ribadiso de Abajo. Al final, lluvia de verdad.

La cena en el hotel La Cabaña resultó de lo más agradable. El servicio cordial, la comida excelente y para rematarlo todo nos invitaron a una formidable degustación de quesos de la Ulloa acompañados por un increíble dulce membrillo casero. Desde el comedor nos fuimos a nuestra habitación, situada en un edificio anexo. La noche estaba muy fría y húmeda y quizá por eso los dueños del hotel decidieron que no pasáramos frío y mantuvieron la calefacción encendida toda la noche.

Compartimos el temprano desayuno con cuatro peregrinos que no conocíamos y que no volvimos a ver y con una familia gallega al completo (abuelo, hijos y nietos) que iban a caminar desde Palas de Rey hasta Melide con un coche de apoyo. Todavía de noche comenzamos nuestra ruta. De momento el cielo parecía que nos iba a respetar. Atravesamos el pueblo de Palas que todavía despertaba. Sellamos en el ayuntamiento que acababa de abrir y a buen ritmo empezamos el tobogán que dibuja el perfil de la etapa. Subidas y bajadas por senderos muchas veces embarrados y otras literalmente ocupados por el agua.

En Mato Casanova hicimos nuestra primera parada junto al albergue municipal. Mientras descansábamos comenzó a llover. Sacamos nuestras ropas de agua y nos vestimos bajo el porche del albergue. Fue volver a la ruta y dejar de llover. Caminamos un tramo con la familia gallega al completo pero no van demasiado preparados y pronto se quedan atrás atendiendo sus pies ya lesionados.

La ropa de agua empieza a axfisiarnos y aunque el cielo sigue amenazante decidimos quitárnosla junto a la encantadora Iglesia de Santa María de Leboreiro. Hace bastante calor y venimos sudando desde hace un rato. Cosa que se agradece al recordar el frío polar que pasamos el primer día.

Casi arrastrados cruzamos el penoso Polígono Industrial de Melide torpemente situado junto al Camino y junto a varios monolitos de las Damas y Caballeros del Camino de Santiago (vanidad de vanidades, todo vanidad). El puente medieval de Furelos enciende nuestra reserva límite que agotamos en la larguísima cuesta hasta Melide donde llegamos sin fuerzas. Nos dejamos caer en la Pulpería Ezequiel. Ciertamente su pulpo y su vino turbio son dignos de mención. Pero poco más. Por contra, el servicio distante y el local poco acogedor e incómodo nos deja fríos. Nada que ver con la comida de ayer en Conde de Waldemar.

Cuando volvemos al Camino nos encontramos con los cuatro jóvenes madrileños que finalmente hicieron noche en Palas de Rey. Uno de ellos viene cojeando visiblemente. Nos cuesta retomar el ritmo pero poco a poco vamos entrando en calor y seguimos bajo unas nubes amenazantes de lluvia subiendo y bajando por Santa María de Melide, Boente y Castañeda. Allí sellamos una vez más nuestra credencial y compartimos conversación con un peregrino que camina solo. En el larguísimo repecho que lleva hasta la zona de las antiguas "escaleras de Borrell" (hoy sustituidas por un puente) nos adelanta una peregrina que encontramos ayer en Eirexe. Lleva un ritmo vertiginoso. Y allí empieza el diluvio.

Estamos a 3 kilómetros de nuestro fin de etapa pero el agua cae con fuerza. Cubrimos la mochila y volvemos a enfundarnos la ropa de agua para caminar durante casi cuarenta minutos bajo una lluvia torrencial. Cruzamos el puente de Ribadiso que da paso al albergue con entusiasmo y nos cobijamos en el refugio. Allí coincidimos con una pareja catalana que llevan caminando desde Roncesvalles y llegarán a Santiago con nosotros.

Llamamos a Ramón, de Casa Vaamonde (una pensión situada a 4 kms del Camino) para que venga a buscarnos. Su mujer viene en un coche y nos acerca hasta la enorme explotación ganadera en la que se encuentra su casa de huéspedes. Ducha reparadora y descanso, mientras fuera sigue el diluvio, para afrontar las dos últimas etapas hasta abrazar al Apóstol.

Las piernas y pies cada vez duelen más, pero el corazón a cada paso se acelera más. Los aviones que aterrizan en Lavacolla ya se escuchan y el Apóstol se siente más cerca.

Mañana, un suave trámite de 24 kms entre Ribadiso y Amenal en espera de la gran aventura del día 30: la llegada a Santiago haciendo parte de la etapa de noche.

3 comentarios:

  1. Ánimo, que lo peor lo habéis pasado ya, sois unos valientes.

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  2. Si por un casual, justo una vez salgáis de Pedrouzo, todavía es de noche, tened cuidado al entrar en el bosque de eucaliptos porque es muy fácil perderse (lo dice uno que se pasó una hora dando vueltas por el bosque de noche): entráis y seguís por la izquierda hasta que veáis un bidón de basura azul que tiene la siguiente flecha. Está mal señalizado y uno se puede despistar...
    ¡Buen Camino! :D

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  3. ¡Buen camino peregrinos!

    Espero que paséis una Navidad inolvidable haciendo el Camino de Santiago. Me gusta mucho vuestro blog, iré siguiendo vuestro camino.

    ¡Feliz 2011!

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